sábado, 8 de abril de 2006

Un año sin Rainiero

El pasado 6 de abril se cumplió un año de la muerte de Rainiero de Mónaco. Un hombre que en sus más de cincuenta años de reinado consiguió situar el pequeño principado europeo en la primera línea de la actualidad a base de lujo y glamour. Para recordar a Rainiero se celebró una misa en la catedral de Monaco presidida por sus tres hijos: Carolina, Alberto y Estefanía. La foto del funeral de aniversario es casi una copia de la de hace un año. Alberto flanqueado por unas emocionadas Carolina y Estefanía en los bancos situados a la derecha del altar. Pero a pesar de la semejanza de las instantáneas, entre una y otra han pasado 365 días y muchos cambios personales en la vida de los hermanos Grimaldi.

Alberto, el heredero, asumió su nuevo cargo como Alberto II, una vez acabado el luto oficial, y con el compromiso de que se casaría en cuanto encontrase la candidata adecuada. Para sorpresa de todos, pocos días antes de esta confesión, aparecía en todos los medios de comunicación la foto de Alexandre, un niño de casi dos años cuya madre, la azafata de color Nicole Costa, explicaba que Alberto era el padre del pequeño. Nicole relató todo tipo de detalles sobre su relación con Alberto y mostró fotos en las que se veía al principe monegasco jugando con el bebé. Ante tanta evidencia, el palacio emitió un comunicado oficial en la que el príncipe reconocía a Alexandre como hijo suyo, pero no le iba a dar su apellido Grimaldi.

Pero no ha sido la única sorpresa que ha dado Alberto este año. Hace unas semanas, primero en los Juegos de invierno en Turín y luego en las idílicas Maldivas, Alberto daba muestras evidentes de vivir una relación sentimental con la nadadora sudafricana Charlene Wittstock. En el Principado todos hablan de que pronto habrá boda, a pesar de la decepción que supuso no ver a Charlene junto a Alberto en el pasado Baile de la Rosa, hace dos semanas.

Carolina, la mayor de los Grimaldi, vivió la muerte de su padre en soledad ya que su marido, Ernesto, estaba muy grave en el hospital a causa de una pancreatitis. Durante este año, Carolina y su hermana pequeña, Estefanía, con la que continúa sin hablarse, han ejercido de primeras damas de Mónaco, pero siempre han evitado coincidir. Aunque se rumoreaba que Alberto delegaría la función de primera dama en Estefanía, su ojito derecho, parece que últimamente es Carolina la que ha tomado las riendas del Principado. En el último Baile de la Rosa, sus tres hijos mayores, Andrea, Carlota y Pierre Casiraghi, fueron los protagonistas de la fiesta junto a un nutrido grupo de jóvenes amigos.

Estefanía también quiere retomar las riendas, pero no las del Principado sino las de su vida. Por eso no es de extrañar que cada vez sean más incesantes los rumores de su reconciliación con Daniel Ducruet, su gran amor, y del que se vio obligada a divorciarse hace diez años, muy a pesar suyo, pero para no perjudicar más a su padre y su país.
 

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