lunes, 26 de marzo de 2007

Los Reyes llegan a Cartagena de Indias para inaugurar el IV Congreso de la Lengua

Los Reyes llegan a Cartagena de Indias para el Congreso de la Lengua

EFE | CARTAGENA DE INDIAS

Los Reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía, se encuentran ya en la localidad colombiana de Cartagena de Indias para asistir a la inauguración del IV Congreso Internacional de la Lengua Española.

Sus majestades han llegado al aeropuerto de Cartagena en un vuelo procedente de otra ciudad colombiana, Medellín, donde el domingo clausuraron el XIII Congreso de la Asociación de las Academias de la Lengua, que dio luz verde a la Nueva Gramática de la Lengua Española.

En el aeropuerto, Don Juan Carlos y Doña Sofía han sido recibidos por las autoridades locales al pie del avión de la Fuerza Aérea Española que los traslada.

Antes de abandonar Medellín, adonde llegaron el pasado 23 de marzo, los Reyes ofrecieron una recepción a la colonia española en esa ciudad y almorzaron con el presidente colombiano, Álvaro Uribe, las autoridades del departamento de Antioquia y las municipales de aquella ciudad.

Homenaje al escritor Gabriel García Márquez

Sus majestades asistirán este lunes a la inauguración del Congreso y al homenaje que se le tributará al Premio Nobel colombiano, Gabriel García Márquez, que el pasado 6 de marzo cumplió 80 años.

Escritores y lingüistas han querido ofrecer, en el marco del congreso, este homenaje al popular Gabo, quien se jacta de su amistad con los Reyes de España, al conmemorarse este año, también, el 60 aniversario de la publicación de su primer cuento, el 25 de la concesión del Nobel y el 40 de su más emblemática novela, Cien años de soledad.

Con esta ocasión, la Real Academia de la Lengua publica una edición especial de la novela, revisada por el propio García Márquez, y con varios prólogos escritos por diversos autores, entre otros uno del peruano Mario Vargas Llosa, ambos distanciados desde hace décadas.

Los Reyes de España abandonarán Colombia este mismo lunes para continuar viaje hacia El Salvador y Guatemala.

 

viernes, 23 de marzo de 2007

La Princesa vuelve a sonreír

 
La Princesa de Asturias se ha mostrado muy risueña en la audiencia que ha ofrecido a la filial española de la Fundación Save The Children, que defiende y promueve los derechos de la infancia en el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas. La infancia y la juventud son asuntos que interesan especialmente a Letizia Ortiz, y protagonizarán muchos actos de su agenda oficial en solitario después de que sea madre por segunda vez, a finales de abril o comienzos de mayo. (Foto: REUTERS)

Apostando por la Monarquía

POR MANUEL RAMÍREZ

ABC

He podido leer en esta misma página, en fechas recientes, dos buenos artículos sobre nuestra actual Monarquía. El primero de ellos, del Director de este diario, analizando con rigor los pasos que habría que dar en una inevitable reforma de la vigente Constitución para llevar a cabo el pregonado anuncio de la equiparación entre hombre y mujer en el orden sucesorio a la Corona. En el segundo, ese buen Rector y mejor constitucionalista, Pedro González Trevijano, daba sagaces vueltas al tema de la legitimidad monárquica en nuestros días. Sin el menor ápice de discrepancia con ninguno de los dos, debo confesar lo que sigue. En el de José Antonio Zarzalejos me extrañó e impactó la alusión que hace al amarillismo de algunas obras o noticias sobre el actual Monarca, denuncia que luego he comprobado. Y en ninguno de los dos he encontrado la que juzgo como causa principal de que eso esté ocurriendo ahora, de pronto y sin que el asunto tenga alguna justificación. Sin tener el menor reparo en hacer confesión de decidido partidario de la actual Monarquía, me ha parecido grato deber añadir algo más, muy lejos, igualmente, de cualquier tipo de polémica. Cada uno que piense y diga lo que estime conveniente. Estos párrafos van por otro camino.

Ante todo, estamos ante algo que se veía venir. Durante todo el año pasado y hasta en los primeros meses del presente, la opinión pública española ha estado envuelta en una amplísima campaña que ha tenido por objeto la conmemoración del 75 aniversario del advenimiento de la Segunda República. Para evitar malos entendidos aclararé que yo mismo comencé a estudiar dicho régimen nada menos que en 1962, cuando la empresa no tenía nada de fácil, ni desde el punto de vista político (su fruto, una tesis doctoral leída a comienzos de 1964 no pudo ver la luz hasta cinco años después por veto del entonces ministro de Información), ni de la facilidad para encontrar datos concretos. Luego han seguido cinco libros más y cerca de veinte artículos científicos. De aquí que no seré yo quien critique el citado recuerdo. El conocimiento de nuestro pasado, lejano o cercano, es casi una obligación moral. Ocurre, empero, que, bajo la denominación de Memoria Histórica, las cosas han ido mucho más allá del estudio y el recuerdo. Los excesos durante la guerra civil (vistos solamente desde una de las partes en litigio) y del posterior franquismo (rápidamente llamado «fascismo» y «genocidio») han tenido poco de científico. Otra pequeña advertencia: jamás he pertenecido a nada que tuviera que ver con el franquismo. Lo que se ha conseguido es resucitar rencores que estimábamos superados. Allá cada cual con su responsabilidad.

Pero, claro, a fuer de «magnificar» lo que también tuvo sus ahora silenciadas zonas de sombra, el resultado, querido o no, ha sido la minimización de lo que no es república. Es decir, la Monarquía. Cuando se ensalzan hasta el infinito a los altos, rubios y con ojos verdes, falta un corto paso para minusvalorar a los morenos, de estatura corriente y ojos negros. Sí. Se veía venir. Y en el olvido queda un importante discurso de Don Juan Carlos queriendo ser el Rey de todos los españoles, de los antaño vencedores y vencidos, apelando a la soberanía del pueblo, reconociendo las diversidades regionales y rechazando claramente todo tipo de revanchismo. De igual forma la amnesia llega a su papel de «motor del cambio», a su actitud y discurso en un triste 23 de Febrero, a su muy importante labor de prestigio para España en sus plúrimes viajes internacionales, a su buena conexión con el gobierno socialista de Felipe González y a tantas y tantas pruebas más de su bien hacer, siempre en el marco que le fija la Constitución. Entonces, ¿tan perversa está siendo nuestra Monarquía?

Con todo, hay otro aspecto que me preocupa más. Queda reflejado, sobre todo, en las generaciones que ya han nacido y vivido en democracia. Y se puede traducir en una breve pregunta: ¿por qué un Rey que «yo no he elegido»? Es decir, la extensión del principio democrático, con la inseparable compañía del sufragio universal, a la institución monárquica. Es posible reconocer la buena fe de quienes así preguntan: quieren una República con un presidente elegido «por el pueblo». Pero esta supuesta buena fe choca con algunos argumentos fundamentales.

El reconocimiento y universalización del principio democrático, como único principio legitimador de los regímenes políticos, tiene un nacimiento bien cercano. El final de la segunda Guerra Mundial y el triunfo de las democracias. Segunda mitad del siglo veinte. Bien poco antes, «lo moderno» era justamente lo contrario: el totalitarismo. Y desde siglos atrás, principios legitimadores habían sido el gobierno de los mayores (gerontocracia), de los jefes religiosos, de los caudillos vencedores de guerras (piénsese nada menos que en el Imperio Romano), etc., etc. Max Weber los estudió hace tiempo. Por otra parte, el nacimiento de las grandes naciones se ha debido, a lo largo de la historia, al resultado de batallas o a las uniones de familias regias, como bien puede recordarse en la excelente obra de Paul Kennedy («Auge y caída de las grandes potencias»).

Quiero destacar con esto, que el principio legitimador de una Monarquía no es el sufragio, incluso suponiendo que, efectivamente, éste fuera universal y no obra de unas Cortes o Asamblea dominadas por los partidos políticos (de ahí siempre saldría «alguien» obra de pactos previos y siempre sometido a los deseos de dichos partidos). La Monarquía tiene como principio la legitimidad hereditaria. Será llamado a reinar aquél o aquella persona a quien, por ese principio, por lo demás recogido constitucionalmente, corresponda hacerlo. Puede no gustar, pero así ha sido durante siglos. No rompamos el ámbito de la democracia, que lo tiene, y que aquí no llega. Como no llega al funcionamiento interno del Ejército o a los resultados deportivos. Ni debiera llegar a la Universidad, claro, en la que debe primar la meritocracia y no la suma de votos.

¿Y la sucesión? Tampoco veo problema alguno en nuestro caso. El actual Príncipe de Asturias será llamado a reinar, en su día, como también reza en la Constitución. Y tengo para mí que Don Felipe de Borbón será uno de los Reyes con mejor preparación en nuestra historia. Dos carreras universitarias, un Preuniversitario en Estados Unidos, un prestigioso Master en Georgetown ( U.S.A.), una excelente labor en la representación de España en viajes oficiales (a veces, incluso, deshaciendo entuertos por otros cometidos), un continuo acercamiento y conocimiento de nuestro país y sus problemas y hasta una absoluta discreción. Creo que el Príncipe tiene ya mucho ganado, no del Trono (que es algo que recibe), sino de la opinión pública. En su actuar, uno encuentra ya bastante del consejo del mismísimo Maquiavelo o de nuestro Saavedra Fajardo: «Cuide mucho el príncipe de que sus obras y acciones sean tales que vayan cebando y manteniendo estos espíritus» que forman la opinión pública. Y todo ello sin más precepto que el que tiene en la actualidad una Monarquía de acuerdo con la Constitución. Esto es lo que importa, y no la suma de pactos o de votos, propios de otros terrenos de la política. De aquí, la apuesta por la Monarquía que hoy realizo sin que nadie melo haya pedido.

MANUEL RAMÍREZ

Catedrático de Derecho Político de la Universidad de Zaragoza

Republicanos de nueva planta

Por VALENTÍ PUIG

ABC

EL republicanismo es hoy en España como esas palmeras de origen exótico que algunos ayuntamientos plantan en los paseos marítimos. Por lo general, no arraigan y las brigadas municipales periódicamente tienen que sustituirlas con nuevas cepas. En este caso, el gasto es asumido por los contribuyentes. De vez en cuando aparecen algunas banderas, panfletos de calidad varia, exabruptos de Esquerra Republicana, francotiradores de salsa rosa, intelectuales dispersos con más inercia ideológica que sentido histórico, algún esqueje programático del zapaterismo. Mientras tanto, el estado de la opinión pública se muestra impertérrito, valorando una y otra vez a la Corona como el valor más apreciado incluso o -tal vez- a pesar de la época de incertidumbres.

La salida más oportuna resulta ser identificarse con el «juancarlismo», lo cual viene a ser una excusa -buena, sea deliberada o vergonzante- para justificar con la boca chica el arraigo de la monarquía desde la Transición y una manera de aceptar a la Corona sin aquilatar debidamente sus beneficios inmediatos y seculares. Vale más eso que nada, pero intelectualmente no deja de ser un apaño. Tiene hoy la monarquía española todas las legitimidades que se puedan reclamar, un prestigio internacional asentadísimo y la suma de dos elementos argumentales: el monarquismo de razón y la monarquía incrementada por el aval de la experiencia histórica de todos. Las lecciones de la experiencia dan un poso definitivo a la institución y la revalidan todos los días, incluso en los territorios de España en los que se supondría la existencia de sectores más reacios.

Las transiciones generacionales dan fe de esa consistencia, de hasta qué punto la monarquía es el zócalo que ha garantizado la convivencia hispánica en las fases de mayor tensión, tanto territorial como en el caso del 23-F, tanto frente a los brotes ocasionales de republicanismo como frente a esa indiferencia ambiental que es característica de las sociedades que digieren positivamente las consecuencias de un buen crecimiento económico. No es causal que las disquisiciones teóricas sobre las ventajas del republicanismo frente a la monarquía procedan no pocas veces de núcleos universitarios, porque es sabido que la gran parte de la universidad española, desafortunadamente, diserta en un vacío ajeno a la realidad social y moral de España.

Nunca faltarán en nombre de la discrepancia crítica los republicanos de nueva planta, aunque sus razones de ser ostenten el deterioro conceptual de las inercias de vieja planta. Así se cimbrean, se ajan y finalmente caducan las palmeras exóticas hasta que la jardinería municipal procede al trasplante. En el empuje tan mayoritario del juancarlismo, añadido a la raigambre histórica, alcanza su sentido de efectividad histórica la monarquía hasta ir adquiriendo una consistencia que transfiere a la continuidad sus razones de pervivencia. No cuesta mucho entenderlo.

La Corona ha presidido un cambio sustancial en la capilaridad política, con hitos de tanta envergadura como el ingreso en la Alianza Atlántica y en la entonces Comunidad Europea. Con anterioridad, inspiró los mejores afanes de la transición democrática y del consenso de 1978. Pero la España remozada ya no es una estricta ilusión, sino una construcción de la realidad. En el debate sobre el accidentalismo o la sustancialidad de los regímenes, la posición de los republicanos de nueva planta es más bien anecdótica. Discutir sobre si la monarquía sale más barata o más cara que la república es una discusión de sala de billar ateneísta. Donde los republicanos de nueva planta ven una restricción de la voluntad soberana de los ciudadanos, los usos de la monarquía han sido -por el contrario- garantes de libertad.

Lo que hemos comprobado es que la Corona es el sello ancestral que lacra el sobre que contiene las reglas del juego de la democracia y el Estado de Derecho. Luego, claro está, la sociedad vive abiertamente sus discrepancias. Dedicado a construir relojes en Yuste, Carlos I comprendió que no podía pretender que sus súbditos marchasen al unísono si no lo lograba con sus aparatos de relojería. Los equilibrios y contrapoderes del sistema democrático ajustan hoy nuestro sistema institucional, incluso en los momentos de mayor crispación. Décadas de experiencia monárquica convencen a la ciudadanía de que, por irracional que pueda parecer, la Corona es la clave de bóveda más razonable para proseguir conviviendo.

El papel institucional de la Corona

ABC

AYER se tributó en Madrid un merecido homenaje a Sabino Fernández Campo, a quien su Majestad el Rey otorgó en su día el título de Conde de Latores en reconocimiento a sus destacados servicios a la Casa Real. Muchos protagonistas de la Transición democrática se sumaron a un acto que permite recordar, una vez más, el papel determinante de Don Juan Carlos en el éxito de la España constitucional y su ejemplar cumplimiento de las funciones que atribuye a la Corona el Título II de la Constitución. En efecto, el Rey es Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, árbitro y moderador del funcionamiento regular de las instituciones y máximo representante de nuestra Nación en las relaciones internacionales. Cada una de estas funciones ha sido ejercida con singular capacidad para hacer presente y operante la idea de una «monarquía de todos» como base para la estabilidad institucional. El arraigo de la forma monárquica de gobierno en la historia y en la sociedad ofrece así su mejor referencia en una presencia continua y oportuna de la Corona en todos los ámbitos de la vida española. Don Juan Carlos desempeña las tareas que incumben al Rey en la monarquía parlamentaria con una especial gravedad y mesura que han sido reconocidas de forma unánime. Los valores y principios que sustentan la arquitectura constitucional tienen en el Monarca, en el Príncipe y en toda la Familia Real a los primeros y principales de sus valedores. No hace falta que ello se exprese en intervenciones públicas que afecten al libre juego del pluralismo político en una coyuntura determinada.

Estas reflexiones, válidas con carácter general a partir de 1978, son particularmente oportunas en las circunstancias actuales. La figura del Rey y el respeto que se ha ganado a través de un ejercicio modélico de la más alta magistratura del Estado ofrecen a la opinión pública la sensación de que los pilares que sustentan el sistema constitucional siguen firmes, a pesar de algunas ofensivas interesadas. La forma de actuar de la Corona ha funcionado hasta ahora a plena satisfacción y no hay razón alguna para introducir modificaciones en su esquema de funcionamiento. El Rey está perfectamente informado, transmite cuando debe sus criterios institucionales y hace llegar a los ciudadanos las líneas maestras acerca de su visión de España. Es deber de todos los actores del sistema político preservar y fortalecer la naturaleza institucional que la Corona desarrolla en favor de todos los españoles.

Homenaje a un hombre leal a España y a la Corona

Cerca de 700 personas se congregaron en la noche de este jueves, en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid, para rendir homenaje al que fuera jefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campo y desde 1993 consejero privado vitalicio del Rey. La Casa del Rey estuvo representada por su actual jefe, Alberto Aza, quien entregó personalmente al homenajeado una carta de Su Majestad que Sabino Fernández Campo leyó en voz alta y en la que El Rey destacó la "lealtad absoluta" del "buen militar" con quién vivió "procesos difíciles y momentos históricos". Por su parte, el emocionado Fernández Campo, que acaba de cumplir 89 años recordó "con rigor y placer", los años de la Transición a la democracia, "ejemplo -dijo- de sensatez, unión y de consenso".

LD (EFE) Cerca de setecientas personas rindieron un homenaje al general Sabino Fernández Campo con una cena que reunió en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid a muchos de los protagonistas de la Transición, acto que también apoyaron por escrito otras setecientas personas.

Santiago Carrillo, Manuel Fraga, Nicolás Redondo padre, Gabriel Cisneros, Fernando Álvarez de Miranda, Landelino Lavilla, el ex presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo y en representación de Adolfo Suárez su hijo mayor, Adolfo Suárez Yllana, acompañaron a Fernández Campo, protagonista también de ese momento histórico a la sombra del Rey.

Sabino Fernández Campo, Conde de Latores, título con Grandeza de España que le otorgó el Rey en abril de 1992, fue secretario general de la Casa de Su Majestad entre 1977 hasta 1990, año en el que ascendió a la jefatura, hasta su cese el 8 de enero de 1993, momento en el que don Juan Carlos le nombró consejero privado vitalicio.

Carta de Su Majestad el Rey


Antes de comenzar la cena, el actual jefe de la Casa del Rey, Alberto Aza, entregó en mano a Fernández Campo la carta de Su Majestad, que el homenajeado leyó en voz alta.

"No quiero dejar pasar esta ocasión -comenzaba el Rey su carta- sin manifestar mi satisfacción y la de toda la Familia por este reconocimiento público a tu larga dedicación al servicio de España y de la Corona".

En los muchos años que el teniente general Fernández Campos pasó en el Palacio de La Zarzuela "pude apreciar directamente -continuaba el Monarca- tus muchas virtudes y tu vocación de servicio que hoy son motivo de homenaje".

"Pude contar siempre con tu sabio y permanente consejo, desde una lealtad absoluta, perseverancia y serenidad", escribió el Rey, quien recordó al ex jefe de su Casa que "juntos atravesamos por procesos difíciles y vivimos momentos históricos".

En todo momento, continuaba la carta Real, "ante el éxito, la alegría, el dolor, la contrariedad, el esfuerzo o el riesgo encontré siempre en ti la integridad del buen militar capaz de asumir siempre su responsabilidad".

Un "buen militar" que supo además "concluir la superación de las dificultades con un templado: sin novedad", finalizaba el Rey su carta a Sabino Fernández Campo, de quien se despedía recordándole su "afecto de siempre".

La Casa del Rey representada por Alberto Aza

Ningún miembro de la Familia Real asistió a la cena -"no es costumbre asistir a este tipo de actos", decía esta semana un portavoz de la Casa del Rey-, si bien la noticia del homenaje fue recibida con "gran alegría" en La Zarzuela.

La Casa del Rey estuvo representada al más alto nivel, por su jefe, Alberto Aza, y su secretario general, Ricardo Díez Hochleitner, y por otros altos cargos del Palacio de La Zarzuela.

La Transición: "ejemplo de sensatez, unión y consenso"


Un emocionado Fernández Campo, que a sus 89 años de edad -cumplidos el pasado día 17- presume de ancianidad, agradeció el homenaje, que le llena de "orgullo, satisfacción y agradecimiento", y dijo que se siente "un asturiano cada vez más español, y un español cada vez más asturiano".

Testigo y partícipe de muchos e importantes acontecimientos de la reciente Historia de España, desde un lugar tan privilegiado como es el Palacio de La Zarzuela, Fernández Campo recuerda sobre todo, "con rigor y placer", los años de la Transición a la democracia, "ejemplo -dijo- de sensatez, unión y de consenso".

Sabino Fernández Campo, acompañado por su esposa, María Teresa Álvarez, recibió numerosas muestras de felicitación y de cariño por el homenaje, que reunió a un heterogéneo grupo de personalidades.

Adhesión al homenaje


En las semanas previas a la noche de este jueves, se adhirieron a este reconocimiento público a Fernández Campos muchas otras personalidades, entre ellas los ex presidentes del Gobierno Felipe González y José María Aznar, ausentes estos días de España, o el presidente del PP, Mariano Rajoy, quien tampoco pudo asistir.

El homenajeado y su esposa compartieron mesa, entre otras personas, con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre; el defensor del Pueblo, Enrique Múgica; Adolfo Suárez Yllana y su esposa; con Fraga, Calvo Sotelo y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá; y con Alberto Aza.

En la misma mesa estaban también el presidente de la Academia de la Historia, Gonzalo Anes; y el vicepresidente de la de Ciencias Morales y Políticas, Juan Velarde Fuertes, quienes glosaron la personalidad y la trayectoria vital del homenajeado, académico de ésta última.

Ex ministros de UCD, del PSOE y del PP, como Ignacio Camuñas, Eduardo Serra, Rosa Conde o Rafael Calvo Ortega, acompañaron al Conde de Latores en una noche tan especial, junto a numerosos periodistas, actores -Arturo Fernández, Sara Montiel, Nati Mistral o Pedro Osinaga-, hombres de ciencia -Santiago Grisolía-, aristócratas y representantes de la judicatura, como la magistrada Margarita Robles.

Txiki Benegas, Iñaki Anasagasti, Luis Mardones, Luisa Fernanda Rudi, Juanjosé Laborda, Luis González Seara, Manuel Jiménez de Parga o Alfonso Osorio estaban también en la larga lista de políticos, en activo o retirados, que se sumaron al homenaje, al igual que el dibujante Antonio Mingote, la escritora y periodista Natalia Figueroa, el empresario Plácido Arango o el ex-banquero José Ángel Sánchez Asiaín.

jueves, 22 de marzo de 2007

Presencia del Rey en la política española

POR MANUEL JIMÉNEZ DE PARGA
ABC

Nadie está en mejores condiciones que Sabino Fernández Campo, conde de Latores, para pedir una mayor presencia del Rey en la política española. El que fuera jefe de la Casa del Rey y, con anterioridad, durante años, un servidor leal y eficaz en puestos cercanos a Su Majestad acaba de sostener, en una ponencia expuesta en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, que «es muy conveniente que se conozca (que los españoles conozcamos) la actuación del Rey... Un poder neutro (el del Monarca) no puede ser tan neutro que no se pronuncie nunca o que nunca se sepa que se pronuncia para moderar lo que necesita ser moderado».

La ponencia del conde de Latores se presentó con el título «El poder moderador». Al hilo de un detenido análisis de lo que se entiende por esta clase de poder en la doctrina jurídico-política, se apuntan unas sugerencias de extraordinario interés.
En primer lugar, el Rey debe estar suficientemente informado de cuanto ocurre, tanto en España como en los países del extranjero. Hay que cumplir lo que establece el artículo 62,g), del texto constitucional: «Corresponde al Rey ser informado de los asuntos de Estado». ¿Cómo se satisface esta obligación constitucional?
Sabino Fernández Campo recuerda un proyecto, en los días primeros de la Transición, de lo que hubiera podido haber sido el «Consejo Asesor del Monarca». No prosperó la idea, ya que, según algunos, tal Consejo se habría convertido en un Gabinete Regio con probables enfrentamientos con el Consejo de Ministros. Miguel Herrero Rodríguez de Miñón, en sus «Memorias de estío», cuenta la gestación y finalmente el aborto de una Comisión Regia en los meses previos a las elecciones del 15-J de 1977. No sé si esa Comisión es el Consejo Asesor que ahora menciona Fernández Campo. En cualquier caso resultaron proyectos fallidos.
La Constitución Española no instaura un órgano que asesore al Rey. Pero admite que el Monarca tome contacto con personas e instituciones, lo que sería conveniente en opinión del académico ponente: «Tal vez el Rey pudiera organizar de vez en cuando reuniones conjuntas con diversas personalidades destacadas de la vida nacional, para que deliberaran entre sí sobre temas señalados de antemano por su interés y actualidad, y poder contribuir a esa formación del Rey que debe ser cada día más sólida, más profunda y más variada».
La información que hay que proporcionar al Monarca reviste trascendental valor. «En una Monarquía parlamentaria el Rey carece de potestas, pero puede tener una auctoritas, que bien fundada en la dignidad, en la ejemplaridad, en el buen sentido, en el juicio sereno e imparcial, obtenido por una información adecuada y oportuna, pueda adquirir en ocasiones el carácter de una verdadera potestas, a través de la influencia, del consejo y de las advertencias precisas», argumenta con agudeza el conde de Latores.
Otro requisito del buen ejercicio del poder moderador es la posibilidad de anticipación. El Rey ha de anticiparse a la toma de decisiones que, una vez adoptadas, no son susceptibles de anulación o de modificación. En concreto, los ciudadanos españoles, ante problemas graves o cuando «enfrentamientos políticos -apunta el ex Jefe de la Casa del Rey- se alejan de un fin conveniente para la Nación, alguien puede preguntar, y de hecho tal vez se pregunta: ¿Qué hace el Rey?».
Después de subrayar los aspectos negativos de tal situación, el ponente en la Academia advierte que el Rey «no puede parecer ajeno a los problemas y es conveniente que se trasluzcan a los ciudadanos esas preocupaciones y las gestiones que pueda realizar, siempre que no sea indispensable la reserva». Especial consideración merece el Alto Patronazgo de las Reales Academias que ostenta el Rey (art. 62,j, de la Constitución). El discurso fue pronunciado en una Real Academia y el autor expuso su opinión al respecto: «El Rey podría asistir a determinadas reuniones de las Academias en las que se trataran temas de interés concreto para el Monarca, con vistas a la situación del país en un momento dado, y que este sistema pudiera contribuir, sin concederle un carácter oficial, a formar su criterio sobre esos temas puntuales y, en general, contribuir a proporcionarle conocimientos interesantes y de actualidad, para completar progresivamente su preparación y su formación a efectos principalmente del ejercicio del poder moderador. Sin tocar la Constitución, sino simplemente con apoyo de ella, ¿no podría constituirse un alto Patronato de las Reales Academias, presidido por el Rey?».
Son otras varias y notables las sugerencias del que fuera el español más próximo al Monarca durante bastantes años. Recuerda el conde de Latores que está ahora muy limitado y condicionado el mando supremo de las Fuerzas Armadas que la Constitución asigna al Monarca. Pero se mantiene la atribución al Rey de la Jefatura del Estado y de la condición de símbolo de la unidad y permanencia de España. «En momentos en que las aspiraciones de algunas autonomías se desbordan y presentan deseos separatistas o independentistas, es muy aconsejable -puntualiza su asesor privado- que el Rey intervenga de algún modo y deje constancia de la necesidad de mantener la unidad y la integridad de la Patria».
No sólo importa que el Rey intervenga, sino que los ciudadanos deben saber que interviene: «La aprobación de determinados estatutos de autonomía y los propósitos de reforma constitucional para aumentar las facultades atribuidas a las Comunidades deben ser limitadas por la necesidad de mantener la unidad y al Rey no puede dejar de corresponder realizar las gestiones que lleguen a conocimiento de los españoles en general».
El «nebuloso poder moderador» ha de traducirse en actuaciones concretas, con la posibilidad de anticiparse a decisiones erróneas, en virtud de la suficiente información que debe poseer el Rey.
En definitiva, «la actuación del Rey no puede por menos de estar siempre influida por la preocupación de poner de manifiesto la actividad y el acierto con que la realiza. No puede limitarse a ser una figura simbólica, en la que no se descubran los efectos de la misión que desempeña. El Rey no puede estar tan por encima de los problemas o ajeno a ellos que se pierda en la altura de las nubes y no trascienda a los ciudadanos el papel que desempeña en el Estado del que ostenta la Jefatura». El ex jefe de la Casa del Rey que así se pronuncia, cuya lealtad demostrada a la Monarquía nunca fue sumisión ciega, recibe ahora el homenaje de los españoles, convocados a una cena en su honor por quienes fueron presidentes del Gobierno, presidentes de las altas instituciones del Estado, más de veinte ex ministros de los diferentes gobiernos en los últimos años, sindicalistas, profesionales independientes, empresarios, profesores universitarios. Un total de cien firmantes. Jamásse ha conocido una convocatoria de estas dimensiones. Es una prueba del afecto a su persona y del reconocimiento a su larga vida al servicio de España.
 
De la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas

Sabino Fernández Campo cree que el Rey debe "actuar con anticipación" para ejercer su papel moderador

El ex jefe de la Casa Real, Sabino Fernández Campo, ha declarado en una entrevista concedida a La Mañana de la COPE que "ahora parece que nos buscamos los problemas; pero los buscamos sin saber cuál va a ser la solución". Fernández Campo ha aludido al poder moderador del Rey, pero "si se ejerce con anticipación". Es necesario, continúa, que el Rey recale en el asesoramiento "para poder intervenir antes". Cree que no seguirá el ejemplo de Balduino I de Bélgica, que dimitió un día por no firmar una ley contra su conciencia, aunque "el Rey está en unas condiciones semejantes". Esta tarde se le rinde un homenaje en el Palacio de Congresos.
 
(Libertad Digital) Los ex presidentes del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González y José María Aznar están entre los promotores del acto de homenaje que se rendirá esta tarde en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid, en el Paseo de la Castellana, a la figura de Sabino Fernández Campo; a toda una vida dedicada al servicio de España y de la Corona. Federico Jiménez Losantos le ha entrevistado en La Mañana de la COPE, en la que ha mostrado su preocupación por la situación política actual.
 
"A mí me parece que es una situación… difícil sí, pero difícil sin necesidad, que eso es lo grave", apunta el ex jefe de la Casa Real. Y es que si bien España "ha estado en momentos de mucha tensión" en otras épocas, pero con causas concretas o que tienen explicación. "ahora parece que nos buscamos los problemas; pero los buscamos sin saber cuál va a ser la solución".
 
Actuar "con anticipación"
 
Preguntado por el papel de Juan Carlos I en la situación actual de nuestro país, Fernández Campo se refirió al "poder moderador" de la Corona, al que ha dedicado un reciente discurso. A su juicio, "ese poder moderador, ese velar por la Constitución y las leyes, esas afirmaciones muy generales y muy gaseosas, poco desarrolladas y poco detalladas, se convierten en las más importantes que tiene el Rey". Un papel que "depende del Rey" y que "puede ejercer sin estar sometido a unos trámites determinados".
 
Ahora bien, esa labor ha de ejercerse "con anticipación. Primero, hay que estar muy enterado del tema, y luego hacerlo antes. Porque cuando al Rey le presentan una ley aprobada por las Cortes no tiene más remedio que sancionarla".
 
Dejarse asesorar
 
Sabino Fernández Campo también ha incidido sobre un aspecto de esa gestión anticipada de su labor de moderación. Ese papel, "es casi una obra de arte a base de gestiones, a base de estar muy enterado del tema, estar perfectamente… no asesorado por un órgano asesor específico, que entonces casi se convertiría en un Gobierno duplicado si el consejo tuviera unos poderes importantes. Pero sí asesorarse por los organismos que sean y que tienen una misión aunque no sea de asesoramiento concreto, para poder intervenir antes".
 
De este modo, "si se está elaborando una ley que va en contra de su conciencia, de su manera de ser, de su espíritu, poder hacer las gestiones para tratar, con mucha diplomacia, con mucha habilidad, evitar que esa ley se produjera, o al menos de la manera en que se estaba tramitando".
 
Juan Carlos I y Balduino I
 
Una vez la ley está elaborada y aprobada en Cortes, al Jefe del Estado sólo le queda la opción de sancionarla, recuerda el académico: "Otras constituciones, como las del 12 o la del año 31 de la República, permitían al Jefe del Estado devolver al Parlamento una ley, una disposición con la que no estuviera conforme. Ahora no; no tiene más recurso que firmarla". Pero ha recordado el ejemplo de Balduino I de Bélgica, quien dimitió durante un día porque no quiso firmar la ley que aprobó el aborto. Sabino Fernández Campo considera que en estos momentos "el Rey está en unas condiciones semejantes". Ahora bien, sugiere que no es ese el camino que tomará, pues ha recordado que "él dijo en una ocasión, cuando le preguntaron si iba a firmar la ley del matrimonio homosexual, que él no era el Rey de Bélgica, sino el de España".
 
Por último, Fernández Campo ha reconocido que "echo mucho de menos el ejemplo de la transición. Era un momento difícil, habíamos pasado una guerra muy dura, 40 años de un régimen especial surgido de esa guerra. Y sin embargo los partidos, todos los políticos, supieron renunciar a parte de sus ideas, de sus planes, de sus deseos, para lograr un consenso que salió perfectamente y que dio lugar a una Constitución que nos ha regido hasta ahora".

miércoles, 21 de marzo de 2007

Los Reyes inauguran el Museo Olímpico y del Deporte de Barcelona



Efe - Barcelona.-

Los Reyes han inaugurado hoy el Museo Olímpico y del Deporte de Barcelona, «digno de la ciudad», según Don Juan Carlos, que abre sus puertas en el Anillo Olímpico de Montjuic, escenario de los Juegos de 1992.
    Situado junto al Estadio Olímpico y el Palau Sant Jordi, sus cuatro mil metros cuadrados de superficie ofrecen una visión histórica, lúdica, ética y educativa del deporte en general y del olimpismo en particular. Además, el Museo acoge la colección de recuerdos, esculturas, condecoraciones y otros objetos relacionados con el olimpismo que Juan Antonio Samaranch reunió durante su gestión -de 1980 hasta 2001- como presidente del Comité Olímpico Internacional (COI). Con Samaranch en la presidencia del COI, Barcelona logró ser sede de los Juegos de 1992, unos días «que nadie olvidará» y que marcaron un antes y un después en la vida y la historia de la ciudad, de Cataluña y del resto de España, ha dicho el presidente de la Generalitat, José Montilla.  Unos Juegos que hicieron «vibrar a todos», según el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, y especialmente a la Familia Real, que vivió intensamente el desarrollo de las competiciones. 

 Montilla y Hereu han acompañado a los Reyes durante su recorrido por el Museo, cuya construcción ha costado más de cuatro millones de euros, a los que hay que añadir otros cuatro para el proyecto museográfico. En la comitiva figuraban también el vicepresidente de la Generalitat, Josep Lluís Carod-Rovira; el secretario de Estado de Deporte, Jaime Lissavetsky; el delegado del Gobierno en Cataluña, Joan Rangel, entre otras autoridades, además del actual presidente del COI, Jacques Rogge, que iba acompañado por Samaranch y por el presidente del COE, Alejandro Blanco.
   La colaboración entre las tres administraciones -local, autonómica y estatal- y el apoyo del Comité Olímpico Español han hecho posible este Museo Olímpico y del Deporte, a cuya inauguración han asistido deportistas como Miguel Indurain, Manuel Orantes o Nani Roma.
   Los XXV Juegos Olímpicos de Barcelona tienen una presencia destacada en el Museo, que insiste en la idea de que fueron de toda la ciudad y exhibe, entre otros objetos, la antorcha olímpica, uno de los artilugios andantes ideados por la Fura dels Baus para la ceremonia inaugural, los documentos de votación a favor de la candidatura de Barcelona o las mascotas Cobi y Petra.
   El que entonces era alcalde de Barcelona y más tarde presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, se encontraba también entre los invitados a la inauguración. La visita al nuevo Museo, proyectado por los arquitectos Toni Camps y Xavier Basiana, comienza con un audiovisual sobre cómo practican deporte niños y niñas de otros países y continentes, para dar paso a la historia del deporte y el olimpismo, desde la antigua Grecia hasta nuestros días.
   A lo largo de una rampa que comunica los dos niveles en los que está dividido el espacio expositivo, se muestran al visitante los diferentes deportes olímpicos, sin olvidar los paralímpicos, las principales gestas del deporte español y los nombres y marcas que hicieron historia en el olimpismo mundial.
   La rampa acaba en el llamado «rincón de la fama», con los símbolos del olimpismo -antorchas, himnos, banderas, jueces y árbitros, entre otros- y sus trofeos, y está recorrida por una pantalla de cincuenta metros de largo en la que se proyectan imágenes como la carrera de los 100 metros que convirtió en campeón olímpico al atleta Carl Lewis.
   Hay espacio también para mostrar la relación entre deporte, salud, nutrición y tecnología -se exhibe un equipo de control de dopaje utilizado en los Juegos de Barcelona- o los avances tecnológicos y de diseño relacionados con la práctica deportiva. Como un visitante más, el Rey ha podido comparar sus pisadas con las de varios campeones olímpicos, en una instalación virtual que refleja además las marcas más famosas en salto de longitud o en otras disciplinas olímpicas.

miércoles, 14 de marzo de 2007

Nueva aparición pública de la Infanta Doña Leonor

La revista «Hola» vuelve a sorprender con su portada. Este miércoles, la publicación saca a la luz unas imágenes exclusivas de la hija de los Príncipes de Asturias en compañía de sus primos, Felipe Juan Froilán y Victoria Federica.
Los tres niños, acompañados por S.M La Reina Doña Sofía, acuden a «conocer a las Princesas de Disney». Doña Leonor, ataviada con un vestidito azul estampado en flores rosas y chaquetita burdeos con zapatos a juego, camina de la mano de sus primos.
La Infanta, de un año y medio, luce un lacito en su rubia y ya más larga cabellera.

martes, 13 de marzo de 2007

Nuevas fotos de los Reyes en internet

 
La página web de la Casa del Rey (www.casareal.es) ha renovado las fotos oficiales de Don Juan Carlos y de Doña Sofía, realizadas hace más de una década por Alberto Schommer, por otras más actuales de Dany Virgili. En las nuevas fotografías, el Rey aparece de civil y de uniforme de gran etiqueta del Ejército de Tierra

Inicio del viaje oficial de los Reyes a Argelia

AGENCIAS

MADRID.- Los Reyes llegan hoy a Argelia casi 24 años después en una visita que coincide con el anuncio por parte del Ejecutivo argelino de una importante subida del precio del gas que suministra a España a través de Gas Natural y con el asunto del Sahara Occidental en la agenda después de la reciente cumbre hispano-marroquí.

La visita de Estado, de tres días de duración, tiene una nutrida agenda de gran contenido político, económico y cultural. A los Reyes, que no viajaban a Argelia desde mayo de 1983, se suman los ministros de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y el de Industria, Comercio y Turismo, Joan Clos, que precisamente serán los encargados de abordar los asuntos del gas y del Sáhara Occidental.

El aumento de las tarifas del gas en, aproximadamente, un 20% según fuentes no oficiales citadas por EL MUNDO marca el inicio de la segunda visita de los Reyes a Argelia. El país africano es el principal proveedor de gas natural de España, con unas importaciones en 2006 de 451 millones de euros. El ministro argelino de Energía y Minas, Chakib Khelil, ha asegurado que esta subida en el precio se aplicaría a los contratos de la empresa estatal Sonatrach, cuyo acuerdo con Gas Natural cubre el 60% de las necesidades gasísticas españolas.

El otro asunto 'espinoso' que se abordará será el Sáhara Occidental. Según fuentes diplomáticas, se recordará al Gobierno del presidente Bouteflika que la postura española no ha cambiado, manteniéndose el criterio de que sean los saharauis los que decidan su futuro, dentro de la legalidad internacional y de acuerdo con Naciones Unidas.

Este viaje se produce una semana después de la cumbre bilateral con Marruecos, en la que España se mostró conforme con que la propuesta marroquí sobre el Sáhara Occidental sea la base para desbloquear las negociaciones entre el Gobierno de Rabat y el Frente Polisario. Este plan contempla una amplia autonomía para la antigua colonia española, pero sin reconocer el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui a través de un referéndum, tal y como en su día propuso la ONU.
Seis acuerdos y una cumbre empresarial

Con esta visita, según fuentes diplomáticas españolas, el Gobierno quiere escenificar la cercanía de España con Argelia en un momento clave de su historia, y aprovechar el buen estado que atraviesan las relaciones bilaterales, "en su techo histórico", para incrementarlas.

Abdelaziz Bouteflika recibirá a mediodía con todos los honores a los Reyes en el aeropuerto de Argel, y poco después los dos jefes de Estado celebrarán un encuentro en el que pasarán revista al estado de las relaciones bilaterales y a las grandes cuestiones de la agenda internacional.

Éste será uno de los grandes momentos de la visita, durante la que se firmarán seis acuerdos bilaterales sobre transporte aéreo, visados, lucha contra la contaminación marítima, entre otros asuntos. Por parte española, suscribirán dichos acuerdos los ministros de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y el de Industria, Comercio y Turismo, Joan Clos.

Uno de los momentos más importantes de la visita tendrá lugar el jueves por la mañana, cuando Don Juan Carlos y el presidente Bouteflika inauguren el Foro Empresarial Hispano-Argelino, que reunirá a altos ejecutivos de unas 200 empresas. En la delegación empresarial que acompañará a los Reyes estarán los máximos responsables de empresas del sector de la construcción, la energía, la ingeniería y el transporte.

domingo, 11 de marzo de 2007

Los Reyes inauguraron el Monumento a las Víctimas del 11-M

 
Euroa Press

Los Reyes y los Príncipes de Asturias han presidido hoy la inauguración oficial del Monumento a las Víctimas del 11-M, ubicado frente al edificio circular del AVE en la estación de Atocha de Madrid, con motivo del tercer aniversario de la masacre terrorista. De riguroso luto, Don Juan Carlos y Doña Sofía han retirado la lona que mantenía oculta la estructura arquitectónica y han colocado una corona de flores.
Este acto, que ha comenzado a las 11.45 horas, ha permitido ver juntos por primera vez al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y al líder del PP, Mariano Rajoy, tras la manifestación de ayer en Madrid y la semana de continuos enfrentamientos entre ambos a causa de la decisión gubernamental de conceder prisión atenuada al etarra Iñaki de Juana Chaos.
También han estado presentes los ministros de Economía, Pedro Solbes, de Fomento, Magdalena Álvarez, de Defensa, José Antonio Alonso, y de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, los presidentes del Congreso y del Senado, Manuel Marín y Javier Rojo, respectivamente. Asimismo, han acudido los máximos representantes de las instituciones madrileñas, con Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón a la cabeza, y víctimas de los atentados, entre ellas Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, que hasta este año nunca antes había participado en los actos conmemorativos de los atentados.
A su llegada, los Reyes y los representantes institucionales se han trasladado hasta el vestuario principal de la estación de Atocha para visitar una sala, que forma parte del monumento junto a la cúpula irregular de vidrio exterior, en la que pueden leer los mensajes de condolencia y solidaridad que miles de personas escribieron y depositaron en los lugares donde tuvieron lugar las explosiones tras los atentados.
Posteriormente, las autoridades y el público asistentes han guardado tres minutos de riguroso silencio ya en el exterior del monumento, tras lo que se pudo escuchar El Canto de los Pájaros, la misma pieza con la que el músico Pau Casals deleitó a la ONU cuando fue reconocido como 'hombre de paz' en 1971 y que ha servido de 'banda sonora' para actos como la inauguración, el pasado año, del 'Bosque del recuerdo', también en homenaje a las víctimas.
11 metros de altura
La escultura está formada por una cúpula cilíndrica de vidrio de 11 metros de altura, que se está construyendo con unas piezas especiales de 30x20x7 centímetros, las medidas más grandes que este material permite, según indicó, en declaraciones Esaú Acosta, arquitecto del estudio Fascinante Aroma a Manzana (FAM), ganador del concurso para diseñar el monumento en homenaje a las víctimas.
La escultura se erige frente a la entrada del AVE de la Estación de Atocha, en la confluencia del paseo de la Infanta Isabel, la avenida de Ciudad de Barcelona y la calle Alfonso XII.
Mauro Gil-Fournier, otro de los componentes de FAM junto a Esaú Acosta, Raquel Buj, Pedro Colón de Carvajal y Miguel Jaenicke, explicó que la escultura deberá ser visitada "desde abajo" para apreciar "el aire y la atmósfera que se respira desde la sala interior" y entender así su significado.
Dos partes relacionadas
La columna de vidrio que conforma el monumento tiene dos partes íntimamente relacionadas y carentes de sentido una sin la otra. En concreto, una cúpula irregular de vidrio y una sala justo debajo de ella, desde donde se podrá leer los mensajes que los madrileños escribieron y depositaron en las inmediaciones de las estaciones de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia, así como en la calle Téllez, en los días posteriores a los atentados.
Esta sala estará asilada del ruido exterior, por lo que el silencio y la luz serán sus protagonistas. En total, el monumento tiene un peso de 160 toneladas y es totalmente transparente e incoloro, ya que los bloques de vidrio macizo irán pegados unos a otros con un pegamento adhesivo especial.