viernes, 23 de mayo de 2008

Doña María volvió a la Maestranza



Era doña María de las Mercedes de Borbón y Orleans, pero a la condesa de Barcelona le sobraban los títulos cuando llegaba a Sevilla. De donde nunca se fue. Ni cuando su familia se exilió en 1931. Ayer habría disfrutado con la jornada de la que fue la auténtica protagonista. Una mañana de Corpus espléndida; su Betis ya salvado; Curro Romero, académico de Bellas Artes; su dilecto Antonio Burgos, cumplido el sueño de pregonar la Semana Santa de Sevilla. Y todo ello en el cuarto aniversario de la boda de su nieto Felipe, príncipe de Asturias.

El rey Juan Carlos llegó a las seis de la tarde a la Maestranza. Por la mañana, presidió por primera vez la Junta General de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla de la que es Augusto Hermano Mayor. Como antaño lo hicieran Isabel II en 1862, doña María Cristina de Habsburgo en 1892, Alfonso XIII en 1914 y 1915, y don Juan de Borbón, el hombre que pudo reinar parafraseando a Kipling y Huston, en 1986 y 1991.

El Paseo de Colón acoge este monumento a doña María. Una obra del escultor Miguel García Delgado financiada por el Ayuntamiento de Sevilla, la Fundación María de las Mercedes y la Fundación de la Real Maestranza de Caballería, con un presupuesto final de 324.000 euros y una altura de más de cinco metros y medio, incluida la peana de mármol de Macael. Doña María aparece a caballo, vestida de corto y con sombrero de ala ancha.

El escultor se inspiró en una fotografía original de doña María montada a lomos del caballo Vive le Roi (Viva el Rey en francés) de la que hizo sendas reproducciones más pequeñas que están una en la Zarzuela y otra en la propia Maestranza. La infanta Elena, que acompañó a su padre en la inauguración de la escultura ecuestre de su abuela, es la presidenta de honor de la Fundación María de las Mercedes, de la que Manuel Chaves, presidente de la Junta, es vicepresidente de honor. Esta institución, que tiene a Santiago Herrero, presidente de la CEA, al frente, y a Nicolás Muela de director, pretender desarrollar labores de carácter empresarial, cultural y social, especialmente dirigidas a Iberoamérica.


La condesa de Barcelona es sevillana adoptiva. Su padre, el infante don Carlos, fue nombrado capitán general de Andalucía en 1919. Fueron sevillanos los primeros años de sus hijas Infanta Isabel, Esperanza, titular del palacio de Villamanrique, y María de las Mercedes, bética, currista, amante de las costumbres de la ciudad. El Rey no ocultó su emoción y su agradecimiento a quienes hicieron posible esta demostración de afecto a su madre. Saludó a todas las autoridades, después de besar a su primo, don Carlos de Borbón-dos Sicilias, infante de España, y a la esposa de éste, doña Ana de Orleans, princesa de Francia. Los primos del monarca ocuparon el palco de convite de la Maestranza, junto a los tenientes de hermano mayor de las Reales Maestranzas de Ronda, Valencia y Zaragoza, Rafael Atienza y Medina, marqués de Salvatierra, José María Álvarez de Toledo y Gómez Trenor, conde de la Ventosa, y José María de Arias y Sancristóval, respectivamente. En el palco de convite estaban Enrique Falcó y Carrión, conde de Elda y decano del Consejo de la Grandeza de España, Rocío Morenés de León, el duque de Abrantes, la duquesa de Alba y el coronel Barrós Vales, jefe de Seguridad de la Casa de Su Majestad.

A Manuel Chaves lo representó Gaspar Zarrías, vicepresidente de la Junta. El cardenal de Sevilla, monseñor Amigo Vallejo, asistió a la inauguración del monumento, pero no fue a los toros: no es aficionado y tenía un compromiso litúrgico en Écija. Al acto asistió una nutrida representación de la empresa, la cultura, las cofradías y el mundo universitario, al que pertenece Juan Antonio Carrillo Salcedo, catedrático de Derecho Internacional que fue profesor del Rey cuando era Príncipe.

El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, invitó al Monarca a alejarse unos metros para ver la estatua desde una mejor perspectiva. Doña María amaba la Feria y la Semana Santa y allí estaba la delegada de Fiestas Mayores, Rosamar Prieto. Juan Ignacio Zoido encabezó la delegación municipal del Partido Popular. Al Gobierno central lo representó Juan José López Garzón, que acaba de ser refrendado en delegación del Gobierno. El Paseo de Colón es la antesala del Paseo de la Palmera: allí tenía doña María el coliseo de su otra debilidad, el Betis, cuyo presidente, José León, estaba presente.

La estatua de la condesa de Barcelona montando a Vive le Roi, muy cerca del puente de Triana -y de Isabel II- se incorpora a este auténtico paseo de las estatuas en el que hacen el paseíllo Curro y Pepe Luis, Antonio Mairena cantiñea con música de Mozart y Trajano, en la ribera trianera del Guadalquivir, lo cruza a nado hasta el monumento a la Tolerancia de Chillida.

Como la estatua es ecuestre, el cartel taurino de la tarde se redondeó con el rejoneador Diego Ventura. En la inauguración se dieron cita curiosos y aficionados a los toros. Algunos estrenaron sus cámaras fotográficas con esta nueva visión. "Eusebio, esa foto es muy fea. No se ve la Maestranza. Poneros ahí", decía una señora dirigiendo una fotografía de grupo familiar.

Los decanos de los abogados, José Joaquín Gallardo, y de los arquitectos, Ángel Díaz del Río, estuvieron con el Rey y con los toreros. Profesionales liberales que simbolizan la amplitud de miras de una Maestranza que históricamente era como reza su nombre de Caballería porque se creó para perfeccionar el ejercicio de la equitación entre los miembros de la nobleza. El Ejército estuvo representado por Virgilio Sañudo, teniente general de la Fuerza Terrestre.

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