jueves, 22 de mayo de 2008

Los cuatro años de Doña Letizia como Princesa de Asturias

 
Los cuatro años de Doña Letizia como Princesa de Asturias
 
Los Príncipes de Asturias «celebrarán» hoy el cuarto aniversario de su bodaembarcados en el quehacer diario, que en esta ocasión les ha llevado a Gerona, provincia que han visitado siete veces desde que contrajeron matrimonio. En concreto, Don Felipe y Doña Letizia se encuentran en S´Agaró hasta mañana, viernes, asistiendo a un seminario sobre Biomedicina organizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Este es el quinto seminario científico del CSIC al que asiste el Príncipe y el segundo al que le acompaña la Princesa. La visita de Don Felipe y Doña Letizia a Gerona empezó ayer con la inauguración de la nueva Estación Marítima de Palamós, cuyo puerto es el segundo de Cataluña como escala de cruceros.
Cuatro años después de su boda con el Príncipe de Asturias, los dos cambios principales que ha experimentado Doña Letizia han sido, sin duda alguna, su maternidad y su cada vez más amplia labor como Princesa. Con la atención a sus dos hijas, las Infantas Leonor y Sofía, y la asistencia a los actos institucionales, la esposa del Heredero de la Corona tiene la vida llena. La maternidad también ha cambiado el ocio de la Princesa, que ahora tratar de organizar planes para niños, ya sea sola con sus hijas o también con Don Felipe. Aún así, como la mayoría de los matrimonios jóvenes, los Príncipes sacan tiempo para comer o cenar con sus amigos, en su residencia o fuera, y para disfrutar de sus aficiones, especialmente, el cine. Aunque Don Felipe y Doña Letizia podrían ver los últimos estrenos en su casa, ellos prefieren ir a una sala pública. Y es que el Príncipe, desde siempre, y la Princesa, desde que se casó con él, intentan hacer una vida lo más normal posible, a pesar de las limitaciones propias de su condición.
Aunque Doña Letizia dispone de niñeras para el cuidado de sus hijas, ella procura atenderlas personalmente siempre que puede, salvo que algún acto o viaje se lo impida. En estas ocasiones, suele llamar por teléfono para informarse de cualquier detalle y le gusta que Leonor le cuente personamente qué ha hecho y qué ha comido en su ausencia. Como cualquier otra madre, está pendiente de las comidas, los baños, la educación, las leves enfermedades que puedan contraer... Y aunque también disponga de personal que organice la casa, la Princesa de Asturias se ocupa de que todo funcione correctamente en su residencia. Como cualquier mujer joven, Doña Letizia hace compatible su maternidad con el trabajo, en este caso, la actividad institucional, que sólo se ha visto reducida durante los embarazos y la posterior lactancia.
Si la maternidad ha supuesto un cambio trascendental para Doña Letizia en el plano personal, el nacimiento de sus dos hijas también ha sido de gran importancia en el institucional y, por lo tanto, en la imagen pública de los Príncipes, ya que la venida al mundo de Leonor y Sofía ha garantizado la continuidad de la Dinastía, algo que se le venía reclamando a Don Felipe durante su larga soltería.
Aunque en el Palacio de La Zarzuela siempre se ha madrugado mucho, incluso los fines de semana, la jornada de la Princesa empieza ahora más temprano, hacia las siete de la mañana, para poder llevar a su hija mayor a la guardería. Doña Letizia también dedica muchas horas a preparar los actos a los que asiste y a despachar la correspondencia y las numerosas peticiones que le dirigen instituciones, asociaciones y entidades de todo tipo. La Princesa no tiene ningún equipo personal, sino que cuenta con el apoyo de la Secretaría del Príncipe.
La Princesa y sus colaboradores se ocupan de confeccionar rigurosamente la agenda institucional y Doña Letizia prepara minuciosamente sus intervenciones y asistencias. Se documenta a fondo sobre las instituciones, asociaciones o países que va a visitar y sobre las personas a las que va a recibir. De esta forma, se integra e implica en las actividades y llena de interés y calidez humana unos actos que, de otra forma, podrían resultar fríos.
 
 

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