domingo, 28 de septiembre de 2008

Los Duques de Lugo niegan que hayan iniciado trámites de divorcio

En este blog no se publican rumores malintencionados ni noticias que afecta a la vida privada de las personas. Ante los crecientes rumores sobre el inicio de los trámites de divorcio de los Duques de Lugo y las graves acusaciones vertidas, se publica la siguiente noticia que desmiente ambos extremos.





EFE

Los abogados de los Duques de Lugo niegan, en una nota remitida a la agencia EFE, que la Infanta Elena y Jaime de Marichalar hayan iniciado un proceso de divorcio o nulidad matrimonial, los motivos difundidos por la revista Época para la separación y se reservan emprender medidas legales contra el semanario.

Jesús Sánchez Lombás y Concha Sierra dicen en el comunicado que como los abogados de S.A.R. la Infanta Dª Elena de Borbón y del Excmo. Sr. Don Jaime de Marichalar y Sáenz de Tejada, nombrados desde el año 2007 para la formalización de su cese temporal de convivencia, ante el reportaje aparecido en 26 de septiembre, en el nº 1213, de la revista "Epoca", pags. 18 a 22, manifiestan:

"Que son absolutamente falsas y carentes de base alguna las pretendidas iniciativas, supuestamente en curso, sobre el divorcio o demanda de nulidad matrimonial ante Tribunal eclesiástico alguno, a petición de cualquiera de las partes"

Añaden "que son absolutamente falsos los hechos narrados en el reportaje como supuestos de una inexistente demanda de nulidad canónica del matrimonio"

Además, indican que "ante imputaciones de carácter injurioso, calumnioso y atentatorio al honor y a la intimidad de las personas, contenidas en distintos extremos del reportaje que se desmiente, las partes se reservan la facultad de ejercitar las acciones legales de todo tipo que les corresponden".

El pasado 13 de noviembre, la Casa del Rey informó de que la Infanta Elena y su esposo habían convenido el cese temporal de su convivencia matrimonial, sin más comentarios.

La hija mayor de los Reyes, la Infanta Elena y Jaime de Marichalar contrajeron matrimonio el 18 de marzo de 1995 en la catedral de Sevilla.

Una vez casados y después de una estancia de dos años en la capital francesa, en donde Jaime de Marichalar, economista, trabajaba en una entidad bancaria, los Duques de Lugo establecieron su residencia en Madrid en donde nacieron sus dos hijos, Juan Felipe Froilán (1998) y Victoria Federica (2000).

Según establece la Constitución de 1978, la infanta Doña Elena ocupa el cuarto lugar en el orden de sucesión a la Corona española, después de su único hermano varón, el príncipe Felipe, y las dos hijas de éste, las Infantas Leonor y Sofía.

Marichalar, información y sensacionalismo

Editorial de Libertad Digital

La libertad de expresión es uno de los elementos esenciales de una sociedad libre y democrática. La crítica, la sátira y en general las opiniones desfavorables no deben limitar el derecho de los medios de comunicación a difundir ideas. Tampoco la publicación de rumores provenientes de fuentes fiables debería restringir la libre divulgación de mensajes. Sin embargo, presentar a sabiendas una murmuración infundada como si de un hecho probado se tratase no es información, sino puro sensacionalismo.
En los últimos años, han proliferado en España los espacios dedicados a la divulgación de bulos sobre aspectos presuntamente vergonzosos e inconfesables de la vida privadas de personajes públicos. Con frecuencia, estas mal llamadas noticias caen en el olvido a los pocos días de haber sido publicadas, aunque en no pocas ocasiones el daño moral causado a sus víctimas es grave y difícil de reparar.
La publicación en la revista Época de una presunta exclusiva sobre la separación de S.A.R. la Infanta Doña Elena y su marido, Jaime de Marichalar, pertenece a este subgénero del periodismo al que poco importan los hechos con tal de conseguir una portada llamativa y un relato sensacional basado en simples merodeos y habladurías.
Comenzando por la portada del semanario, en la que se afirma que Doña Elena “alega consumo ocasional de cocaína” en una supuesta solicitud de divorcio o nulidad matrimonial de su marido, inexistente según los abogados de la pareja, y terminando con las insinuaciones sobre la vida privada del marido de la Infanta, cháchara de nulo valor comercializada en el pasado por personas carentes de credibilidad y prestigio, la historia luce un intenso tono amarillo, quizá impropio de una publicación destinada a informar a un público discernidor.
Asimismo, el anuncio de la revelación de nuevas y escandalosas informaciones relativas a la vida del Duque de Lugo, una forma un tanto de burda de fabricar expectación y seguir alimentando un chisme de dudosa relevancia y poco interés, sugiere que la intención de la revista no es tanto publicar noticias, sino convertirse en noticia. Esta táctica, que a menudo se traduce en un aumento de la difusión del medio que elige usarla, constituye una apuesta arriesgada, pues sus efectos negativos a largo plazo suelen exceder con mucho los beneficios inmediatos.
La tajante respuesta de los representantes legales de la hija mayor del Rey y de su cónyuge, que califican de “absolutamente falsas y carentes de base” las indagaciones de Época y acusan a la revista de injuriar, calumniar y atentar contra el honor y la intimidad de las personas, es lo suficientemente seria como para que los responsables de la publicación apliquen un método riguroso a la hora de propalar ciertos rumores.
A nadie beneficia convertir un probable y desafortunado error de criterio en una desgracia. Para los que pretenden acallar la voz de los críticos con el poder alegando abusos y extralimitaciones imaginarias, el número de este semana de la revista Época es una excelente noticia. No conviene ponérselo tan fácil.

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