domingo, 14 de febrero de 2010

Galdós entrevista a Isabel II



Leyendo la prensa de hoy he encontrado una cita del diálogo entre Benito Pérez Galdós y la reina Isabel II en el exilio.

He buscado por internet y he encontrado el texto completo en el libro Memorandas. En este enlace se puede leer parcialmente (a partir de la página 17).

Aquí un breve fragmento sobre el cese del gobierno Narváez:

Cierto que aquel cambio de Ministerio fué una equivocación; pero al siguiente día quedó todo arreglado... Yo tenía entonces diez y nueve años... Este me aconsejaba una cosa, aquél otra, y luego venía un tercero que me decía: ni aquello ni esto debes hacer, sino lo de más allá... Pónganse ustedes en mi caso. Diez y nueve años y metida en un laberinto, por el cual tenía que andar palpando las paredes, pues no había luz que me guiara. Si alguno me encendía una luz, venía otro y me la apagaba..." Gustosa de tratar este tema, no se recató para decirnos cuán difíciles fueron para ella los comienzos de su reinado, expuesta á mil tropiezos por no tener á nadie que desinteresadamente le diera consejo y guía. "Los que podían hacerlo no sabían una palabra de arte de gobierno constitucional: eran cortesanos que sólo entendían de etiqueta, y como se tratara de política, no había quien les sacara del absolutismo. Los que eran ilustrados y sabían de constituciones y de todas estas cosas, no me aleccionaban sino en los casos que pudieran serles favorables, dejándome á obscuras si se trataba de algo que en mi buen conocimiento pudiera favorecer al contrario. ¿Qué había de hacer yo, jovencilla, reina á los catorce años, sin ningún freno en mi voluntad, con todo el dinero á mano para mis antojos y para darme el gusto de favorecer á los necesitados, no viendo al lado mío más que personas que se doblaban como cañas, ni oyendo más que voces de adulación que me aturdían? ¿Qué había de hacer yo?... Pónganse en mi caso..."

Puestos en su caso con el pensamiento, fácilmente llegábamos á la conclusión de que sólo siendo doña Isabel criatura sobrenatural, habría triunfado de tales obstáculos. Si yo hubiera tenido confianza y autoridad, habríame quizás atrevido á decirle: "¿Verdad, señora, que en la mente de Vuestra Majestad no entró jamás la idea del Estado? Entró, sí, la realeza, idea fácilmente adquirida en la propia cuna; pero el Estado, el invisible sér político de la Nación, expresado con formas de lenguaje antes que por pomposas galas que hablan exclusivamente á los ojos, rondaba el entendimiento de Vuestra Majestad, sin decidirse á entrar en él.
En este artículo de Jorge Vilches se explica ese cambio de gobierno visto desde una perspectiva actual.

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