viernes, 19 de febrero de 2010

Los Príncipes en Vanity Fair

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Libertad Digital

La noticia de los Príncipes iban a ser portada de revista saltó hace unos días. Primero se especuló con que aparecerían en Yo Dona. Después, se conoció que Vanity Fair iba a ser la publicación que los llevaría a su portada. Comenzó a especularse con la posibilidad de que se tratara de una entrevista a doña Letizia y de que hubieran abierto las puertas de su casa a la revista para un reportaje fotográfico. Desde Zarzuela, recalcaron este lunes, un día antes de la publicación, que se trataba de un reportaje y que "no se ha concedido ninguna entrevista". Según explicaron a LD, los periodistas se dedicaron a seguir durante unos meses a los Príncipes en sus actos oficiales y pidieron "datos conocidos" de su actividad.

Sea como fuere, la revista ya está en los kioskos y no se habla de "exclusivas" ni hay entrecomillados de los Príncipes aunque se insinúe que sí hubo entrevista. Entre otras cosas, en el reportaje se cuenta que cuando Leonor le pregunta a su mamá en qué trabaja, Letizia le responde: "Por España, hija, para tratar de mejorar mi país". Dice Vanity Fair que es una princesa "insólita" porque "minimiza al extremo su papel". "No soy nadie, no soy nadie. El importante aquí es Felipe". La califica de mujer "fuerte y agresiva", de las que "intimidan a los hombres". Vehemente, curiosa, enérgica y lista.

Dice Vanity que Letizia es "el último flotador de la monarquía española. "La verdad es que gracias a ella todos los actos aparecen en la prensa, aunque sea de forma secundaria: hablan de sus zapatos o de su bolso, pero se reseñan. La Princesa se ha convertido en el último objeto de deseo, no cabe duda de que aporta algo que hace que todo el mundo se interese por el Príncipe, por la Casa Real", reconocen en Zarzuela.

No pretende ser fashion, ni chic, ni elegante, sólo aparecer adecuada y correcta. "En este tiempo lo que de verdad le ha molestado es leer y oír cosas que no se ajustan a la verdad, o la invasión de la vida privada de su familia o de la gente a la que quiere", cuenta una amiga muy cercana. "Sabe lo que cuesta un billete de metro, el kilo de merluza, la mensualidad de los colegios concertados, una hipoteca, o cómo reclamar un recibo del agua al Canal de Isabel II. Entiende lo que le interesa a la gente joven, los problemas de adaptación del sistema universitario español con el Plan Bolonia. Conoce cuáles son las diferentes sensibilidades de los territorios históricos de nuestro país, el número de parados, el pulso de la vida. Y junto con su marido forman un gran equipo. Están en el mismo barco".

Y además, le enseña al Príncipe, que era "pachorro y parsimonioso, flojo en sus estudios, sobre todo en matemáticas y física, impuntual, perezoso, y le costaba levantarse por las mañanas".

Según la revista, los Príncipes tratan de dar la imagen de que llevan una vida normal, como cualquier español. Con la diferencia de que viven en un palacete de 1.090 metros cuadrados, en El Pardo y que la vivienda costó 4,2 millones de euros al erario público.

Fue a la vuelta de Felipe de EEUU cuando se planteó qué papel le correspondía. Empezó a trabajar con el Rey, como un becario. "A estas alturas ningún asunto le es ajeno al Príncipe", dicen en Zarzuela. Y se zanjó el asunto de abdicación. Además, al Rey se le considera superior porque nació en el exilio. "La escuela de la calle es algo que Juan Carlos no ha podido transmitirle a su hijo porque no pasó sus penurias".

El reportaje también aborda la polémica de los gastos de la Casa Real. "El Rey informaría de cómo utiliza el dinero público, pero es algo que no le pide la Constitución. Si informase, estaría violando la ley, de la cual es garante. Cuando los diputados se pongan de acuerdo y la modifiquen, Su Majestad presentará sus informes encantado de la vida". Pero no parece que eso vaya a pasar.

Sobre sus relaciones con los medios, explican que "si nos sentáramos a hablar con alguien entonces todo el mundo querría lo mismo. Y en esta Casa se está para trabajar. Ni el Rey, ni la Reina, ni el Príncipe, ni la Princesa tienen que revalidarse ante unos electores, por lo tanto, no tienen necesidad de aparecer en los periódicos o las revistas".

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