sábado, 19 de marzo de 2011

Muere la hermana del Príncipe Rainiero de Mónaco

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La princesa Antoinette, hermana mayor de Rainiero de Mónaco, que falleció este viernes a los 90 años, tuvo una vida intensa y extremada donde sus historias sentimentales con romances complicados, amores prohibidos y pasionales se conjugaron con conspiraciones para apartar a Rainiero del trono monegasco.

En aquellos años locos la tía traidora aducía que el hermano no estaba capacitado para dirigir el Principado porque estaba más interesado en montar su zoo y coleccionar coches y, además, no tenía descendencia. Junto a su segundo marido, pretendía convertirse en regente hasta que su hijo Cristian de Massy alcanzara la mayoría de edad. No funcionó la estrategia y durante años vivió en un simulado exilio porque también pretendió minar la vida de Grace Kelly, a la que acusaba de no saber educar a sus hijas.

La princesa no quería saber nada de esa cuñada malvada que se dedicaba a lanzar rumores contra ella y contra las hijas. En su caso, era más ficción que realidad, y en el de las niñas Grimaldi, más realidad que ficción. Carolina primero y después Estefanía fueron alumnas aventajadas de la tita en su vertiente amorosa.

Antoinette, como en el tango, tuvo tres maridos a los que no envenenó con unas cuantas gotas de cianuro en el café como cantaba Massiel, pero tampoco los aguantó. Fue la primera princesa europea que tuvo tres hijos siendo soltera de ese primer cónyuge, tenista de profesión. Esa querencia por el deporte la heredó Carolina, cuyas fotografías en top less con el argentino Guillermo Vilas dieron la vuelta al mundo.

Tras su segundo divorcio, el hermano la perdonó y la permitió volver al Principado. Impuso sus condiciones y una de ellas era que no mantuviera relación alguna con el poder y se dedicara a obras sociales. Hubo un tercer marido, bailarín para más señas, del que quedó viuda al poco de casarse. Las maledicencias se desataron pero, en este caso, Antoinette se mostró públicamente desolada.

Su historia vital no tuvo desperdicio. Con los años se calmó y se convirtió en una dulce ancianita con vestidos de fiesta imposibles y cortados por el mismo patrón. Lo único que variaba era la tonalidad, y un año aparecía de gasas azules y al siguiente el mismo estilismo pero en verde, y así año tras año posando en la foto oficial junto al resto de la familia Grimaldi.

Uno de los capítulos más sugerentes de su vida fue cuando se lió con un apuesto caballero, réplica de Cary Grant en Atrapa a un ladrón. Y, como sucedía en la película, en los fastos de la boda de su hermano con la actriz Grace Kelly (era la protagonista femenina de la cinta), desaparecieron joyas de las invitadas que no las habían depositado en la caja fuerte del hotel. Nunca se pudo demostrar la intervención del novio de Antoinette en la sustracción. O, seguramente, la policía monegasca prefirió pasar página por orden expresa del principe Rainiero. Antoinette vivió intensamente una vida casi de culebrón.

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