viernes, 2 de marzo de 2012

Mediación del Rey en favor de las empresas españolas

El Mundo

Los rumores que salían de la Casa Rosada, poco antes de que Cristina Kirchner llegara al Congreso para presidir la apertura del año legislativo, eran confusos y en extremo preocupantes. Se hablaba de que la presidenta aprovecharía su discurso sobre el estado de la Nación, para anunciar la intervención del Gobierno en el mercado de hidrocarburos y que la principal afectada por el 'terremoto' sería YPF, la empresa hispano argentina que suministra el 75% de los combustibles en este país.

Otra de las versiones que circulaban, anticipaba la disolución por decreto del convenio entre Repsol, que maneja el 57,2% de las acciones y el grupo Petersen, de capitales nacionales.

"La verdad es que estábamos con el alma en un puño, pues un anuncio de esa índole hubiera puesto patas arriba el mapa de la producción de crudo y sus derivados. Salíamos a la calle y nos parecía increíble que la gente estuviera tan tranquila, cuando nos hallábamos al borde un precipicio", dijo a ELMUNDO.es Maximiliano Ahrens, un empresario del sector energético.

Pese a que se nutrían de las conjeturas o más bien de las percepciones de ciertos funcionarios, los empresarios no andaban tan desencaminados. El viernes pasado, la presidenta estaba decidida a llevar el pleito con YPF hasta sus últimas consecuencias. Léase, a intervenir de un modo u otro en la conducción de la petrolera. Si Cristina cambió de parecer fue a raíz de la llamada telefónica que recibió del Rey Juan Carlos, el lunes de esta semana.

El monarca español la convenció de buscar una salida menos dramática al conflicto.

"Al igual que todos los gobernantes de la región, Cristina siente un profundo respeto hacia el Rey. Para ella no era lo mismo pelearse con Antonio Brufau (presidente de Repsol) que con la corona española", señala Ahrens.

La llamada del Rey Juan Carlos allanó el camino a la reunión que mantuvo el ministro español de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, con Julio De Vido y Hernán Lorenzino, titulares de las carteras de Planificación y de Economía.

Al término de la entrevista que se llevó a cabo el martes, Soria descartó las "diferencias" entre YPF y el gobierno argentino pudieran desembocar en la estatalización de la empresa. El visitante indicó que había llegado a un acuerdo con sus anfitriones para crear dos grupos técnicos, que se harían cargo de limar las asperezas. "Ha habido siempre unas relaciones extraordinarias entre YPF, Repsol y el gobierno argentino", concluyó José Manuel Soria.

Pese al optimismo del ministro español, la tensión no desapareció del todo, pues Julio De Vido negó que la situación de YPF formara parte de la agenda bilateral con España. Es más, en un comunicado conjunto, el ministro de Planificación y su par del ministerio de Economía, negaron que se hubiera acordado la creación de los grupos técnicos que mencionó Soria.

Sólo hacia el final del discurso presidencial, cuando ya era evidente que Cristina Kirchner no patearía el tablero, los ánimos se calmaron y los títulos de YPF subieron en un 16,8% en el mercado bursátil de Argentina.

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