viernes, 27 de diciembre de 2013

La bofetada que cambió la historia de España

ABC

Un desencuentro entre Luisa Carlota de Borbón y el ministro Francisco Calomarde propició la subida al trono de Isabel II y desencadenó las Guerras Carlistas.



La Historia de la humanidad está plagada de pequeñas y, en muchos casos, poco conocidas anécdotas que han tenido una gran influencia en los acontecimientos posteriores. El caso de España no iba a ser una excepción, donde una simple bofetada desencadenó las tres guerras civiles que sacudieron el país en el siglo XIX.

Tal y como leemos en el blog «Anécdotas de la Historia», todo sucedió cuando en septiembre de 1832, Francisco Tadeo Calomarde, ministro de Gracia y Justicia de Fernando VII consiguió que el enfermo rey firmase un documento que restauraba la Ley Sálica. Esta decisión habría supuesto que, a la muerte del rey, habría accedido al trono su hermano Carlos María Isidro de Borbón, en lugar de su hija Isabel.

Tras conocer la noticia, Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias, hermana de la reina, Maria Cristina de Borbón, y a su vez casada con el hermano menor del rey, se presentó en la corte decidida a cambiar la situación. Unos meses después de su llegada, la infanta aprovechó una breve mejoría del agonizante rey para conseguir que firmase un real decreto que abolía definitivamente la Ley Sálica.

Alertado de la maniobra de Luisa Carlota de Borbón, Calomarde se presentó en las estancias reales y trató de arrebatar el decreto de las manos de la infanta. Sin embargo, ella le contestó con unas sonoras bofetadas. Ante el pasmo de la reina y los cortesanos que habían sido testigos de la ofensa, el ministro respondió con una frase que ya ha pasado a la historia: «manos blancas no ofenden». Lejos de dejar correr el incidente, hay quien asegura que Luisa Carlota le respondió «pero hacen daño».

El resto, ya es historia bien conocida. Tras este suceso, Fernando VII no volvió a recuperar la consciencia y el decreto de abolición se promulgó el 31 de diciembre de 1832, lo que convertía a su hija Isabel en la futura reina de España.

El infante Carlos se negó a reconocer a Isabel como Princesa de Asturias, por lo que fue desterrado a Portugal, donde se proclamó rey como Carlos V con el apoyo de los «apostólicos», que desde entonces serán llamados «carlistas».

Tras la muerte de Fernando VII, el 29 de septiembre de 1833, su hija de tres años se convirtió en Isabel II de España bajo la regencia de su madre María Cristina, hecho que dividió al país y dio comienzo a la Primera Guerra Carlista.

Por su parte, Luisa Carlota de Borbón acabó distanciándose de su hermana María Cristina tras participar en varias intrigas encaminadas a conseguir casar a dos de sus hijos con las hijas de la reina regente. Exiliada en París, financió diversos libelos publicados en Madrid y destinados a criticar a su hermana.

Finalmente, y pese a la oposición de María Crisitina, el 10 de octubre de 1846, Isabel II contrajo matrimonio con su primo hermano Francisco de Asís de Borbón, tercer hijo de Luisa Carlota. Sin embargo, la infanta, que había fallecido dos años antes a los 39 años, no pudo ser testigo de la ceremonia que ponía punto y final a un plan iniciado trece años atrás con una simple bofetada.

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